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Hubo un tiempo en que los libros de historia natural describían dragones, unicornios y otras criaturas que, evidentemente, siguen habitando entre nosotros como puentes con la Antigüedad, entre realidad y ficción, entre ciencia y mito. Es tan real, que parece fabuloso.
La localidad cacereña de Castañar de Ibor esconde, entre sus muchos tesoros naturales, uno de los parajes más hermosos y mágicos de Extremadura, un conjunto de colosos centenarios conocido como Castaños de Calabazas.
El castaño del Postuero, que se sostiene en la inestable pedriza por un impresionante sistema de raíces, es el más emblemático de todo el grupo. 700 años,
El conjunto de 15 castaños, cada uno con un nombre y una historia propia han sido declarados Árboles Singulares por la Junta de Extremadura y gozan de protección legal además de la popular.
Los castaños llevan siglos contemplando el devenir de la vida en el puerto del Postuero junto al nacimiento de la garganta de Calabazas, a escasos kilómetros de Castañar de Ibor.
Sus troncos sirvieron -y sirven- de refugios a pastores y caminantes. Las copas menguadas por la senectud, siguen desafiando el paso de los siglos y defendiendo a animales y hombres de los meteoros
La vida se abre camino. Árboles que cuentan con casi 800 años en sus anillos, no se resisten a dejar brotar ramas verdes de sus troncos retorcidos
Castaño de la Piedra: un coloso con un tronco de
En el paraje no es difícil vislumbrar hadas, duendes… o espíritus ocultos en el bosque