Amieira do Tejo es una freguesia portuguesa -una pedanía
diríamos en España-perteneciente al concelho de Nisa, cercana a la frontera con
España.
Las elegantes fachadas de algunas señoriales aún muestran orgullosas las huellas de un esplendor lejano en el espacio y en el
tiempo.
La ermita del Calvario, que domina la localidad desde lo alto de una colina frente al castillo.
Se trata de una pequeña localidad de 300 habitantes por la que no se pasa, salvo que se quiera ir hasta allí, aunque se encuentra a escasos kilómetros de algunas de las carreteras nacionales que unen Extremadura y Portugal.
En el conjunto destaca el imponente castillo, otra muestra más de la notable arquitectura militar lusa que prolifera en el entorno (como el de Almourol).
El castillo, construido en granito aparejado, es un gran
cuadrilátero flanqueado por cuatro torres cuadradas que se levanta sobre una
somera colina que en la actualidad se abre a la plaza del pueblo. El inicio de
la obra data de 1232, cuando el rey Sancho II de Portugal cedió a la Orden de
los Caballeros Hospitalarios (o Caballeros de la Orden de Malta)
el dominio de aquellas tierras
reconquistadas. Su construcción se debe a Álvaro Gonçalves Pereira, prior de la
Orden y padre del que sería Condestable del Reino, Dom Nuno Pereira, insigne
militar que fue el artífice de la división entre Castilla y Portugal. La primitiva
función de la fortaleza, al margen de la defensiva, era asistir a los
peregrinos que viajaban siguiendo el curso del Tajo. A lo largo de los siglos
sufrió varias modificaciones. A finales del siglo XV, durante el reinado del
célebre Manuel I, fue adaptado para fines militares. Posteriormente fue
perdiendo su importancia estratégica. La mayor de las torres se utilizó como prisión. En el
siglo XVIII una pequeña parte se adaptó como residencia civil y el resto fue
abandonado. En el XIX, comenzó a utilizarse como cementerio de la localidad;
hasta
que en 1940 cuando fue
reconstruido (
de esta manera). Desde 1922 está declarado Monumento Nacional. El
interior alberga una capilla renacentista y la pequeña ermita gótica de San
Juan Bautista, pero parece que todo esto no se puede visitar las tardes de
agosto…