El majestuoso convento de San Benito que fue sede durante siglos de la Orden de Alcántara
Artículo escrito con la inestimable ayuda de Jesús López Gómez,
Gran Maestre de los Extremos del Duero
No es muy conocido por el gran público que el célebre humanista
Antonio de Nebrija pasó varios años de su vida en Extremadura y que fue en esta
tierra donde en buena medida se gestó la primera gramática castellana. Nebrija estuvo
en Extremadura entre 1487 y 1504 formando parte del grupo de sabios ilustres que
tuvieron como mecenas a Juan de Zúñiga, último maestre de la Orden de Alcántara.
En un primer momento el gramático residió en Gata, donde se refugió de los
continuos enfrentamientos que mantenía en el seno de la Universidad de Salamanca.
Siguió a su protector hasta Alcántara, sede la poderosa orden militar y
posteriormente hasta La Serena, viviendo en Villanueva y Zalamea junto a otros
insignes personajes, como el astrólogo Abraham Zacut, el doctor Parra o el
músico Solorzano, que constituyeron toda una corte cultural que mereció la
visita de la reina de Castilla. Tras la muerte de Zúñiga en 1504, que había
sido nombrado Arzobispo de Sevilla, Nebrija residió en la capital andaluza y
después en Salamanca y Alcalá de Henares. En los últimos años de su vida volvió
a Extremadura, a Brozas, donde residía su hijo Marcelo que gobernaba una encomienda
alcantarina cercana a esa villa.
Fuente del Chorro (Gata) engalanada con un peculiar escudo imperial del Carlos I
GATA. Gata es una histórica localidad situada al norte de
Extremadura en un lugar estratégico en plena sierra, próxima al puerto de
Castilla y junto a la rivera de Gata y la Via Dalmacia, la calzada romana que
comunicaba Coria con Ciudad Rodrigo. A finales del siglo XV Juan de Zúñiga y
Pimentel fundó en esta población un importante centro cultural –Academia del
Maestre– dirigido por Nebrija. El lugar no se conserva pero sí buena parte del
conjunto monumental que ha llevado a la declaración del pueblo como Bien de
Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico. En las proximidades de
Gata se levanta la torre de la Almenara, único resto del castillo que dominaba
el entorno y que fue reconquistado por Alfonso IX de León en 1212 y donado
posteriormente a la Orden de Alcántara. También destaca entre el caserío la
iglesia de San Pedro un notable edificio que alberga en su interior un
interesante retablo mayor. El edificio actual fue levantado en el XVI sobre
otro anterior que acogió un Capítulo General de la Orden en 1410. En su
construcción intervinieron destacados canteros y arquitectos como Pedro de
Ybarra, maestro mayor de Alcántara. En Gata proliferan las casas de dos y tres
alturas que jalonan antiguas calles estrechas. Entre otros edificios dignos de
mención destaca un palacio en la plaza de las Órdenes que probablemente fue
sede de la Encomienda de la Orden de Alcántara. Junto a la iglesia se encuentra
la conocida fuente de El Chorro, en cuyo frontal de sillería de granito luce un
llamativo escudo de Carlos I considerado por los heraldistas una pieza
excepcional. Hay que decir que en aquel entonces el emperador empleó sus
propias armas para sustituir el antiguo escudo de la localidad en el que
figuraba una gata junto a la cruz de Alcántara, recientemente recuperado.
ALCÁNTARA. Nebrija residió con su familia en Alcántara entre
1488 y 1494 en «una casa en la cañada frontero de donde agora está el
monesterio de Santispíritus en la calle que dizen de Rodrigo Flores» según
figura en los testimonios prestados por varios habitantes de la villa en una
vista celebrada a mediados del XVI. Su presencia en la localidad está
relacionada con su entrada al servicio de Juan de Zúñiga. En esos años el
maestre desplazó su corte itinerante al centro neurálgico de la Orden, hasta
que renunció al maestrazgo en 1494 para trasladarse a sus dominios de La
Serena. A pesar de la referencia citada, no está claro el lugar exacto en el
que se ubicaba la casa de Nebrija. El monumento más notable se encuentra a las
afueras de la localidad donde desde hace dos mil años salva el cauce del Tajo un
Puente Romano construido para toda la eternidad. Además, en el conjunto de esta
importante villa señorial se pueden descubrir notables mansiones del XVI,
restos de las murallas medievales y del castillo, un interesante barrio judío e
iglesias como Santa María de Almocóvar, con elementos románicos y que alberga
en su interior varias tablas de Luis de Morales, o el templo barroco de San
Pedro de Alcántara construido sobre la que fue la casa natal del santo. Pero sobre
todo destaca la imponente majestad del conventual de San Benito, antigua casa
prioral de la Orden de Alcántara, de estilo renacentista. El conjunto
monumental incluye una gran iglesia de tres naves y un elegante claustro en el
que frey Marcelo de Nebrija obtuvo licencia del emperador para construir su
capilla mortuoria, un privilegio reservado a los comendadores de la Orden. El
sepulcro, actualmente en la esquina del claustro más cercana al lavatorio, es
una de las mejores obras del conventual. Cuenta con un altar en el que figuran
dos valiosas imágenes esculpidas en piedra junto a las que se lee el conocido
lema del comendador: «Por la fe se ha de poner honra y vida. Y por la honra, la
vida».
La sirena de origen incierto que preside la Casa Consistorial de Villanueva de la Serena desde 1583
VILLANUEVA DE LA SERENA. En el lugar que ahora ocupa el
convento de religiosas concepcionistas de la calle San Benito estuvo el palacio
convento de Zúñiga. Según el visitador y cronista de la Orden de Alcántara,
Torres y Tapia, dicho palacio estaba situado “a la entrada de esta villa a la
parte de poniente” y se trataba de “una casa como para un gran señor, con dos
corredores que caen a un patio que está a la entrada de la casa principal”. Tras
la muerte del mecenas el edificio fue ocupado por los monjes de la Orden de
Alcántara que establecieron allí su Priorato, hasta entonces situado en la
cercana Magacela. Este hecho supuso el declive de Magacela y del imponente
castillo que aún domina el entorno, y la prosperidad de Villanueva, hoy
convertida en una pujante ciudad. Posteriormente el palacio convento fue
derribado edificándose otro en su lugar. En el conjunto histórico villanovense también
destaca la plaza de España, porticada y testigo durante décadas del paso de los
enormes rebaños de ganado trashumante. Hoy día, tras una reciente remodelación
mediante la que se ha peatonalizado la zona, se ha convertido en el centro de
reunión de los villanovenses. En dicha plaza se encuentran además dos de los
edificios más destacables de la ciudad: el Ayuntamiento, poseedor de una bella
portada de estilo renacentista y la iglesia de la Asunción, edificio de estilo
herreriano construido a principios del siglo XVI. De gran interés histórico es
también la Casa de la Tercia donde algunos investigadores sitúan una
trascendental reunión mantenida a principios del siglo XIV por los maestres de
Alcántara, Calatrava y Santiago. Finalmente, a menos de ocho kilómetros, se
conserva el castillo de la Encomienda de Castilnovo en aceptable estado de
conservación pero no visitable por ser de propiedad privada.
El Dístilo de Zalamea de la Serena son los restos de un imponente monumento levantado en tiempos de Trajano en lo que entonces era una importante urbe romana.
ZALAMEA DE LA SERENA. En esta localidad, en la que destaca
sobremanera el espectacular dístilo romano que habla de un pasado glorioso y
convierte en singular la plaza que ocupa, hay que mencionar el castillo de Arribalavilla,
donde don Juan de Zúñiga estableció su academia de sabios. El tiempo y los
diversos usos que recibió el edificio han borrado las huellas de tantos
insignes personajes pero las excavaciones realizadas en 2013 dieron con el
suelo original del palacio de Zúñiga y con diversos restos romanos y prerromanos.
Sí han llegado hasta nuestros días los cuatros torreones del castillo así como
la fachada del palacio que hizo construir el gran mecenas. Torres y Tapia lo
describe como “un pedazo de casa para su aposentamiento arrimada a la
fortaleza” en cuyo interior Nebrija y los otros maestros que acompañaban al
noble desarrollaron una importante labor docente y creativa: “El maestro
Nebrija le enseñó latín y el astrólogo judío Abasurto le leyó la esfera y todo
lo que era lícito saber en su arte y era tan aficionado que en un alto de uno
de los aposentos de su casa hizo que le pintaran el cielo con sus planetas,
astros y signos del Zodiaco". En Zalamea sobresale también la iglesia
del Santísimo Cristo con los azulejos que decoran su interior y, en otro orden
de cosas, la representación teatral de El Alcalde de Zalamea, la inmortal obra
de Calderón de la Barca que cada verano es interpretada por los vecinos de la
localidad en la plaza de la Constitución, al pie del dístilo citado. Como nota
curiosa señalar que dicho monumento formó parte del campanario de la iglesia de
Nuestra Señora de los Milagros hasta que en 1961 Menéndez Pidal y García
Bellido propusieron separar el monumento funerario y el religioso. Por último, es
recomendable perderse en un paseo por el dédalo de callejas que conforman el
casco antiguo para descubrir las interesantes muestras de la sobria arquitectura
popular de la comarca de La Serena, como la austera casa de Pedro Crespo, donde
la tradición sitúa la vivienda del famoso personaje de Calderón.
Vistas de la iglesia de Santa María la Mayor (Brozas)
BROZAS. Ya anciano y viudo, Nebrija se retira a Brozas en
1518, a casa de su hijo Marcelo, comendador de la Puebla de la Orden de
Alcántara. Allí termina dos obras trascendentes como las Introducciones y el Diccionario.
De este episodio deja constancia El Brocense en el prólogo de su Minerva. El
reconocido gramático estuvo residiendo en Brozas hasta poco antes de su muerte,
acaecida en Alcalá de Henares el 2 de julio de 1522. Las casas donde residió la
familia fueron convertidas, aún en vida de frey Marcelo, en el monasterio de la
Madre de Dios y posteriormente en el convento de San Pedro o de las
Comendadoras que aún se conserva. La iglesia, con portada renacentista, es de
la primera mitad del siglo XVI pero fue reconstruida en el XVIII. Las actuales
dependencias, que conservan inscripciones con lemas y citas de Nebrija, están
muy transformadas y convertidas en un moderno auditorio. En el conjunto
monumental de Brozas destaca la iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción,
una de las más notables de Extremadura, construida en siglo XVI y en la que
destaca su portada gótica y un amplio interior de tres naves cubiertas por
bóvedas nervadas. Por todo el casco urbano se encuentran palacios y casas
solariegas erigidas por poderosas familias como Flores, Argüello, Carvajal,
Ortiz… o el palacio de los condes de Canilleros que luce en su fachada el
inmenso blasón de la familia. Entre todos estos edificios destaca el Castillo,
levantado a partir del siglo XIV en el lugar más elevado de la localidad y que
fue sede de la principal encomienda de la orden alcantarina. El edificio ha
sido muy remodelado a lo largo de la historia pero conserva la primitiva torre
del homenaje y otros elementos de interés que incluyen el escudo de don Juan de
Zúñiga. Dispersas por la población y el entorno se encuentran numerosas ermitas
como la del Humilladero, que ofrece la mejor panorámica de los alrededores, o
la del Buen Jesús, un austero edificio renacentista –levantado por frey
Marcelo– en el que aún se distinguen los señoriales lemas del comendador. No
muy lejos, en el exterior del casco urbano, destaca el convento de Nuestra
Señora de la Luz, del siglo XVI, con algunos elementos diseñados por Pedro de
Ybarra.
El itinerario propuesto supone recorrer una distancia de 286
kilómetros de norte a sur o viceversa. Seguir las huellas del insigne autor de
la primera gramática castellana es una buena manera de disfrutar de los contrastes
que ofrece Extremadura. Durante este viaje se cruzan paisajes dispares que van
desde las abruptas serranías que rodean Gata hasta las fértiles vegas del
Guadiana o las llanuras sin fin que ocupan gran parte de La Serena, pasando por
el árido marco geográfico, no exento de belleza, donde se sitúan Alcántara y
Brozas.
Vista panorámica de la histórica localidad de Gata, enclavada en la sierra del mismo nombre. A la derecha de la imagen se aprecia el castillo de Almenara
La parte más septentrional de la ruta discurre por un
paisaje incluido en la Red Natura 2000 por su importancia para las aves y
ciertos hábitats. La sierra de Gata es la continuación occidental de Gredos e
incluye cimas que superan los 1.500 m. Los fuertes desniveles permiten la
existencia de variados ecosistemas dominados por vegetación arbustiva y prados
montanos entre los que surgen zonas arboladas con quercíneas, castañares o
pinares. En el conjunto destaca la amplia presencia de brezales y bosques de
robles y castaños. Además de notables poblaciones florísticas la zona alberga
una gran diversidad faunística en la que cabe citar la (posible) presencia del
lince ibérico entre los mamíferos o el buitre negro entre las aves. Entre los
tejados de Gata aflora un gigantesco cedro que está declarado Árbol Singular de
Extremadura. Se trata de un cedro del Atlas (Cedrus atlántica) de 200 años de
edad, 30 m de altura y 5 m de perímetro de tronco. Originalmente estaba en un
jardín privado pero diversas obras lo sitúan ahora junto a la travesía que cruza
la localidad.
Los Llanos de Brozas, atravesados por el antiguo trazado romano vía da Estrela, vistos desde la ermita barroca del Humilladero, a las afueras de la localidad
Más al sur, buena parte de los Llanos de Alcántara y Brozas
también se incluyen en la Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección para
las Aves y Lugar de Importancia Comunitaria. Son más de 50.000 hectáreas con
pendientes suaves limitadas por los cauces del río Salor al sur y del Tajo al
norte. Dominan el terreno amplias extensiones de pastizales y retamales, sin
apenas árboles. Toda la zona alberga pequeñas charcas y regatos que sostienen
una importante comunidad piscícola y ornítica en la que destacan buitres
leonados, águila real o cigüeña negra además de diversas especies esteparias
como avutarda, sisón, aguilucho cenizo, ganga, ortega o cernícalo primilla. En
invierno es frecuente la presencia de grullas en charcas y zonas adehesadas.
Algo muy similar podría decirse de los inmensos llanos de La Serena, también
incluidos en la Red Natura 2000 y que ocupan el doble de la extensión citada.
Un caso único en Europa Occidental. Los grandes embalses de la zona y las
agrestes sierras que lo circundan convierten la comarca, aparentemente monótona,
en un paraíso para la biodiversidad al alcance de todos.
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