Testigo vivo de una vasta y turbulenta historia, gran parte de su porte actual se debe a don Álvaro de Luna, Maestre de la Orden de Santiago y Condestable de Castilla, quien fue señor del castillo a mediados del siglo XV. A él debemos la impresionante torre del Homenaje y el peculiar arco ojival que facilita el acceso al piso superior, además de parte de las tres líneas de muralla que defienden la fortaleza.
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Estupenda perspectiva de un lugar que hemos visitado tantas veces y un privilegio poder contemplar la visión que nos muestras, un abrazo
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