El pasado día 20 de febrero se celebró el Carnaval jurdano. Durante todo el día las calles de Castillo, alquería dependiente de Pinofranqueado, vivieron un rito rural repleto de estampas mojigangas.
Por la mañana llegan las corróbrah d'entruéjuh entre cencerros, risas y alegría. Los hurdanos y allegados se encarantoñan, se enzamarran o se antruejan (disfrazan a la antigua usanza) para bailar, tocar música, comer y beber.
Flautas, tamboriles o conchas de vieiras son instrumentos más que suficientes para llenar de música todo un valle hurdano.
Zamarras y cencerros. Imprescindibles adornos en el carnaval desde hace generaciones.
Es un carnaval austero, auténtico, rural y ritual. Poblado por personajes como el temible Machu lanú, los Tíos de la Paja o el Toru bardinu que atemoriza a las mujeres, la Tía Rechonchona que es azotada por los Diabrílluh y da a luz entre enormes gritos, los Araórih que auguran buenas cosechas, las pícaras Mózah del guinaldu, o las Carantóñah que ambientan la fiesta zamarreando sus cencerros.
Siguiendo la tradición, por la tarde se elige al Rey del Carnaval Jurdano y ,como mandan los cánones, la Reina de Antruejos de 2009 le impuso la corona y le entregó una cachiporra a modo de cetro y un collar de cabezas de ajo para espantar a las brujas. Después, antiguos reyes del carnaval bailan un picau y una charrá con el nuevo rey antes de ejecutar la sentencia del Morcillu, pelele que es ahorcado y quemado.
Y para todos... alubias
Así, entre músicas de tamboriles y flautas, repletos de dulzainas pastoriles y productos del tío Picho, el personal espera hasta el año que viene en otro lugar no muy lejano, pero igual de hospitalario.
Una experiencia
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