Portada de acceso a la casa de la Aldehuela con abrevaderos para el ganado
Panorama (cinco imágenes) del jardín y la fachada de la casa principal
El depauperado jardín de la casa de la Aldehuela
Ermita de Santa Olalla
El camino de la imagen superior es un camino público, lleno de historia, que rodea Cáceres por el sur y suroeste de la ciudad, cruzando la carretera de Badajoz por el km 4. Junto a él se levanta una de esas casonas decimonónicas que han visto pasar tiempos mejores.
El lugar se conocía como Heredamiento y Prado de la Aldehuela.
La casa se encuentra a las afueras de Cáceres muy próxima a las colosales obras por las que algún día circulará el AVE. Es un imponente edificio señorial de aspecto decimonónico en estado muy decadente, con un espacioso jardín –en el cabe imaginar escenas de El Gatopardo– y diversas instalaciones pecuarias como tinados, caballerizas, corral, zahúrdas o fuentes. Este Heredamiento y Prado de la Aldehuela gozó de gran vitalidad en tiempos remotos como atestiguan las numerosas ermitas que aún se encuentran en los alrededores. Una de ellas es la de Santa Olalla (imagen inferior) que se ubica en lo que fue el antiguo asentamiento romano de Ponciano. La tradición sostiene que en este lugar vivía la familia de santa Olalla o santa Eulalia, patrona de Mérida. Y desde aquí partió la niña hacia Emerita Augusta donde murió martirizada el 10 de diciembre de 304, en tiempos del emperador Diocleciano, por negarse a renunciar a la religión cristiana. En época visigoda se levantó este templo para honrar a su ilustre vecina. El edificio, hoy de acceso privado, es una antigua construcción de una sola nave levantado en el siglo VII y reconstruido en el XV. Hasta principios del XX se celebraba en su entorno una romería popular ya olvidada.
Por este lugar transcurría una de las vías de comunicación
más importantes de la antigüedad. La antigua calzada romana que unía Córdoba (Corduba),
capital de la Bética, con Oporto (Portus Cale) el importante puerto de la costa
atlántica. En tierras extremeñas este camino discurre casi en línea recta desde
Alcántara hasta Medellín y, por motivos de índole práctico, su trazado
principal no llega a Cáceres (Norba) sino que la bordea, por este punto, pasando por la
Aldehuela y el puerto del Trasquilón hasta encontrarse con la Vía de la Plata.
Después continúa por Torreorgaz, Torrequemada, Torremocha o Almoharín,
topónimos que rememoran antiguas raíces romanas (turris, que se refiere más a
una villa que a una torre) o árabes en el último caso. En la Edad Media seguía siendo
una importante vía de paso en forma de Camino Real. Los historiadores acumulan evidencias
de su trascendencia. Sánchez Albornoz cita un episodio durante la conquista de
Córdoba que obligó al rey Fernando III, que se encontraba en Benavente
(Zamora), a viajar con toda urgencia hasta la capital andaluza. Las crónicas de
la época narran que el rey de Castilla y de León siguió los antiguos caminos
para entrar en Extremadura por el puerto de Perales procedente de Ciudad
Rodrigo (Mirobriga), llegó hasta Alcántara desde donde siguió el camino citado
hasta cruzar el Guadiana en Medellín para después acceder a Córdoba pasando por
Magacela y Benquerencia de La Serena. Tamibén el estudioso cacereño Publio Hurtado cuenta un caso que se produce trescientos años después que
el anterior, cuando el rey Felipe II duerme en la casa de la Enjarada en 1583.
Se sabe que después prosigue su camino hacia Torremocha. En el siglo XVIII, el
ilustrado Antonio Ponz, describe en su Viaje de España este Camino Real que
discurre por Alcántara, Brozas, Arroyo de la Luz y Los Barruecos pasando por
este punto, como el caso anterior, sin entrar en el núcleo urbano de Cáceres. Diversos
autores decimonónicos confirman este Camino que parte desde un punto de la Vía
de la Plata «una legua antes de llegar a Cáceres» hasta el puente romano de
Alcántara, pasando por el Trasquilón, la ermita de Santa Olalla, la Aldehuela y
La Enjarada. Los arqueólogos han encontrado restos romanos en todos estos
lugares (continuará).