Personas interesantes

jueves, 29 de enero de 2009

Monfragüe en lontananza




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Como el aire

El "diente de león" (Taraxacum officinale) es una planta muy abundante que incluso es considerada por los jardineros una mala hierba. Pero se trata también de una planta medicinal que actúa como principio activo en varios medicamentos. Su uso en la medicina popular cuenta con una amplia tradición por sus propiedades terapéuticas. Además, es de interés para los apicultores y en algunas zonas es común emplearla como complemento alimenticio y consumirla sobre todo en ensalada. Aunque, sin duda, el “uso” más popular de esta planta es el de soplar al aire sus semillas y contemplar su vuelo, ligero como el aire, repitiendo -o no- alguna frase más o menos tradicional.

sábado, 24 de enero de 2009

Lisboa (I)

Praça do Rossio (Dom Pedro IV), escenario vivo en el que transcurre la vida de Lisboa.

El Panteón (iglesia de Santa Engracia), cuya enorme cúpula se recorta sobre el Tajo desde el siglo XVII, es la última morada de muchos de los hombres ilustres que Portugal ha dado al mundo.

El mirador de S. Pedro de Alcántara no sólo alberga hermosos jardines franceses, sino que facilita la mejor vista de la ciudad.


Habitantes permanentes de La Baixa

El Miradouro de Santa Catarina es otro de esos lugares mágicos de Lisboa desde los que contemplar el Tajo cuando es más mar que río. Siempre bajo la perenne mirada del gigante Adamastor, la criatura mitológica que encarna las fuerzas de la naturaleza en Os Lusíadas, de Camões; el guardián del océano que pone en peligro la vida de los marineros que intentaban rebasar el Cabo de Buena Esperanza para entrar en el océano Índico.
Adamastor cruel!... De teus furores / Quantas vezesme lembro horrorizado! / Ó monstro! Quantas vezes tens tragado / Do soberbo Oriente dos domadores! (Bocage)
El Chiado, centro popular y populoso de Lisboa, está repleto de lugares que invitan a hacer un alto en el camino como la estatua de Antonio Ribeiro Chiado, poeta del siglo XVI que dialoga con el vecino Pessoa desde su privilegiado pedestal.

jueves, 22 de enero de 2009

Lisboa (II). Hay otros mundos, pero están en éste

Los vetustos tranvías amarillos que serpentean por las calles de Lisboa transportan a sus habitantes y a turistas de un lado a otro de la ciudad, pero también llevan viajeros y sueños cuando arañan la superficie de Alfama, se confunden con el eterno fluir del Tajo o desafían al tiempo como dinosaurios que se resisten a la extinción.

Largo da Sé
Rua da Conceiçao


Praça de Figueira, al abrigo del Castelo de São Jorge

Remontando rua do Limoeiro camino del mirador de Sta. Luzia
Entre las numerosas experiencias inolvidables que supone ver el mundo detrás de sus cristales, la ruta del 28 es probablemente la mejor de todas.

domingo, 18 de enero de 2009

Lisboa (y IV)

La concurrida parada de la Praça de Figueira, donde los vetustos tranvías se alivian momentáneamente de su carga.
Arco de triunfo (s. XVIII) que separa la imponente Praça do Comercio de la elegante Rua Augusta. Sobre él, la Gloria corona al Valor y al Genio.

Praça Luís de Camões, desde el Largo do Chiado.

Elevador da Glória. Su propio nombre no necesita más comentarios. Desde 1885 ahorra a los lisboetas el esfuerzo que supone la imponente pendiente que une y separa la Baixa y el Bairro Alto. Se estima que transporta tres millones de pasajeros al año.

El castizo elevador da Bica. Funciona desde 1892, al principio gracias a un ingenioso contrapeso de agua. Desde 1914 lo impulsa la electricidad.


Los caminos de hierro se incrustan en el pavimento de la ciudad como venas férreas. Anclados entre las piedras, guían tranvías y elvadores que nos descubren los rincones más recónditos de la parte vieja de la vieja Lisboa.
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