Personas interesantes

lunes, 27 de abril de 2009

En un lugar de La Mancha

–¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.
–Aquéllos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

Cerca de Alcázar de San Juan, un pequeño grupo de molinos idénticos a los gigantes que desafiaron a Don Quijote, se alzan majestuosos dominando el horizonte sin fin de La Mancha.



–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquéllos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino.
–Bien parece –respondió Don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas: ­–Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por Don Quijote, dijo:
–Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante, y embistió con el primer molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo.

Siglos después, el sencillo y eficaz mecanismo que convierte el viento de La Mancha en fuerza bruta utilizable para moler sigue intacto, perfectamente conservado en alguno de los molinos que coronan el hermoso Campo de Criptana.


–Calla, amigo Sancho –respondió Don Quijote– que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza, cuanto más que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón, que me robó el aposento y los libros, ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo han de poder poco sus malas artes contra la voluntad de mi espada.
Por una vez, don Quijote tenía razón. Son gigantes los que ahora se descubren desde las almenas del castillo de Calatrava

jueves, 23 de abril de 2009

Megalitos, un regalo del pasado más remoto

Los hombres del Neolítico erigieron numerosos monumentos megalíticos con posibles implicaciones funerarias, sociales o religiosas. Algunos de ellos aún son visibles en Extremadura, sobre todo dólmenes. La mayor concentración se conserva en la comarca de Valencia de Alcántara sin solución de continuidad con el impresionante conjunto megalítico del Alentejo portugués.


Entre los numerosos dólmenes que salpican los alrededores de Valencia de Alcántara, destaca el dolmen Cajirón II, que conserva todos sus ortostatos y la imponente cubierta pétrea.


Junto a un castaño se cobija el dolmen Data II, no conserva la cubierta, pero supone una de las cámaras de mayor extensión de toda la zona.

El inquietante dolmen Cajirón II se encuentra en un paisaje fascinante. Desde su privilegiada situación, cercano a la Aceña de la Borrega, se contempla el dolmen Cajirón I, en mucho peor estado.


Probablemente, el más llamativo de todos los dólmenes de la zona es el de los Mellizos. Rodeado de vetustos alcornoques y castaños, se encuentra en las dehesas que rodean la pequeña localidad de Aceña de la Borrega.



El dolmen los Mellizos conserva su imponente cubierta y buena parte del corredor de entrada.

¡ UN CROMLECH !


En los alrededores de Évora abundan los monumentos megalíticos. Uno de los más destacados es el Crómlech dos Almendres, probablemente el grupo megalítico más importante de la península Ibérica.

Casi un centenar de enormes piedras se alinean misteriosas en las cercanías de Évora para formar el Cromeleque dos Almendres.


Cerca del crómlech, se erige el Menhir dos Almendres, una gigantesca piedra de aspecto fálico de 4 metros de altura.



Un crómlech es un monumento megalítico formado por una serie de piedras o menhires que adoptan una forma elíptica o circular. Sin duda, el más conocido es Stonehenge, en Inglaterra. En la Península ibérica, el más importante es el crómlech neolítico dos Almendres, a unos 12 km. al oeste de Évora.



El crómlech está compuesto por 95 monolitos de granito dispuestos en recintos y un gran óvalo de 44 por 32 metros.

MENHIR DA MEADA

El Menhir da Meada, en Portugal, es el más alto de la Península Ibérica gracias a sus imponentes 7 metros. Podemos encontrarlo unos 10 km al norte de Castelo de Vide, en la freguesia de Póvoa e Meadas, a pocos minutos de la frontera española. Rehabilitado en 1995, se ubica en un hermoso entorno perfectamente acondicionado.


Resulta inquietante, contemplar estas piedras y pensar que hace cuatro o cinco mil años, un nutrido grupo de hombres se puso de acuerdo para tallar y erigir un monumento tan enigmático y gigantesco. Hoy, los habitantes del siglo XXI, que viajamos al espacio y nos comuinicamos por Internet, acudimos a visitarlo armados de curiosidad, grandes dosis de ignorancia y un respeto atávico.

martes, 21 de abril de 2009

Drososphyllum lusitanicum, la planta que caza

En Extremadura, se puede encontrar en los suelos ácidos, pobres y muy alterados de los alrededores de Valencia de Alcántara, a caballo entre España y Portuga. Paradójicamente, se convirtió en una de las escasas especies que -en cierto modo- se beneficiaron del incendió que devastó la zona en agosto de 2003.

Drososphyllum lusitanicum es una de las escasas plantas carnívoras de Extremadura y la única que podemos encontrar en un medio tan seco. Se trata de uno de esos motivos que hacen que nos tumbemos en el suelo para obtener las mejores imágenes de su espectacular silueta de silenciosa cazadora.



Lo que es un espectáculo fascinante para un naturalista se convierte en una selva mortal para pequeños escarabajos o insectos voladores.


La provocativa flor de D. lusitanicum se abre con la primavera. Es el mejor cebo de una trampa perfecta. Se desarrolla en un capullo blindado por diminutas glandulas adhesivas que le confieren un artificioso y letal atractivo.

Drosophylum digiere los insectos que sus hojas atrapan gracias a unas glándulas similares a lunares que se extienden por sus tallos.

Sus hojas están perfectamente adaptadas para atrapar pequeños insectos, que son fatalmente atraídos por sus llamativas glándulas brillantes donde quedan adheridos en la sustancia pegajosa que secreta.

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