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jueves, 19 de febrero de 2009

SUBIR AL ETNA

El Etna es uno de los volcanes más activos del mundo y el mayor de Europa. Su cráter, de altura variable por las constantes erupciones se encuentra a más de 3.300 metros de altura en la costa este de Sicilia. Para la mitología su nombre deriva de la ninfa del mismo nombre, hija de Urano y Gea.

La tierra aún sigue formándose en Europa. En la isla de Sicilia, se puede ascender al Etna y presenciar uno de los fenómenos más espectaculares de la naturaleza, un volcan activo.

En los últimos años el Etna ha entrado en erupción con relativa frecuencia. A principio de los noventa una enorme colada de lava tuvo que ser desviada con explosivos para evitar la destrucción de poblados como Zafferana. Sobrecoge comprobar en persona cómo la lava arrasa los bosques de castaños que tapizan parte de la falda de la montaña.


En tiempos históricos, la erupción más importante fue la de 1669. Se estima que el volcán emitió 900 millones de metros cúbicos de lava y material ígneo. Los constantes terremotos que precedieron a la erupción hicieron que la población de los alrededores pudiera ponerse a salvo, no así ciudades como Nicolosi, que resultó completamente destruida. También Catania sufrió importantes daños.



Actualmente, en la cumbre del Etna hay cuatro cráteres: Cráter Noreste, la Vorágine, la Bocca Nuova y el Cráter Sureste. En los flancos de la montaña se abren cientos de ventilaciones que pueden ser pequeños agujeros o grandes cráteres como el de la imagen.




Un mes después de tomar estas fotos, en septiembre de 2004, el Etna volvió a entrar en erupción. Desde entonces lo ha hecho varias veces más.



La sinuosa carretera que trepa por la falda del volcán facilita que en unos minutos podamos pasar de estar junto al mar a contemplarlo desde casi tres mil metros de altura.



Cuando se llega al final de la carretera que puede recorrerse libremente en cualquier vehículo, es posible tomar un funicular que nos lleva hasta los 2.500 m. Desde este punto, se puede ascender hasta los 2.900 m. en un vehículos todoterreno.

En los años 70 y 80 la lava que emanó del Etna destruyó varias estaciones y observatorios, así como los funiculares que permitían alcanzar la montaña.


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